Los gemelos del norte y el trío del sur
En Polonia:
Esta semana, Carlos Carnero y yo hemos presentado una pregunta-denuncia a la Comisión Europea y al Consejo acerca del proyecto de legislación educativa promovida por el gobierno de los gemelos polacos que pretende expulsar de la enseñanza a los profesores homosexuales y prohibir que se hable de las diferentes opciones sexuales en los colegios. Los gemelos polacos están impulsando una deriva autoritaria basada en la intolerancia y la estigmatización de todo aquello que no les gusta. Es un ejercicio antidemocrático y, por lo tanto, incompatible con los valores de la Unión Europea. Entre las medidas demenciales que están tomando cabe destacar la persecución judicial, política, laboral y mediática a las personas que -según los gemelos- “colaboraron” con el régimen comunista. La vieja escuela de las purgas es, desgraciadamente, muy conocida en Europa, pero pensábamos que había quedado arrinconada en lo peor de nuestra historia.
En España:
De la misma manera, creíamos haber vencido, en el espacio de nuestras democracias occidentales, los ataques a la libertad de expresión, los vetos políticos a los grupos de comunicación y la vulneración del derecho de los ciudadanos a la información! En este caso, el trío del sur -Acebes, Rajoy y Zaplana-, que lleva meses en la estrategia de la crispación, el insulto y la manipulación más sórdida, lanza un veto informativo al grupo PRISA. La dirección del PP ha decidido que no participará en programas ni tertulias ni entrevistas, y tampoco dará información a los medios pertenecientes al grupo; además, ha advertido a anunciantes, accionistas y clientes de su decisión, para que tomen debida nota.
Intolerancia, autoritarismo, deriva antidemocrática... muy lejos del espíritu que alumbró el Tratado de Roma cuyo cumpleaños celebramos mañana. 50 años de un momento histórico en el que los europeos decidimos dejar de agredirnos para construir un espacio de tolerancia, de respeto y de paz. Ni los gemelos del norte ni el trío del sur han comprendido el alcance del proyecto común europeo y, así, se han convertido en el último reducto del autoritarismo que por conocido, rechazamos sin paliativos.