martes, 26 de diciembre de 2006

Alfonso Perales, uno de los nuestros

Jamás pensé que escribiría sobre la muerte de Alfonso Perales.¡Me he reído tantas veces con él! ¿Cómo puede morirse alguien con tanto sentido del humor?Desde los tiempos de Juventudes Socialistas Perales fue un referente para mi generación... por todo; por divertido, inteligente, elegante, seductor, un auténtico maestro de la vida.Durante 25 años le he visto en tareas distintas, en momentos vitales muy diferentes - no siempre espléndidos- y, sin embargo, jamás dejaba Alfonso de decir algo agradable, oportuno, demostrando siempre finura y sensibilidad.Perales era de los buenos socialistas. Del PSOE hasta la médula... pero con un estilo particular: gatidano total, andaluz y, a la vez, cosmopolita, sin ninguna contradicción entre todas esas identidades. Por eso era un excelente buscador de consensos... por que era culto y sabía cómo ponerse en el lugar del otro.Es increíble que alguien que lo llenaba todo tanto pueda desaparecer de un día para otro sin que nos haya dado tiempo siquiera a despedirle. Afortunadamente, estos últimos años ha sido portavoz de la dirección del PSOE en múltiples tertulias de radio y televisión –tarea que, por cierto, le encantaba- así que tenemos muy a mano su voz, su opinión, sus artículos e intervenciones y, si no, podemos evocar sus brillantes ojos claros, atentos y muy dulces.En cualquier caso, aquellos que tuvimos la suerte de conocerle bien, jamás le olvidaremos. Era uno de los nuestros. Uno de los mejores.

domingo, 24 de diciembre de 2006

Son ganas de fastidiar…

Me gustan las velas y la chimenea con alces de trapo que, desde que los niños eran pequeños, cuelgan de las ramas que decoran el salón. Poca decoración pero con un toque cálido y brillante de las llamitas en los vasitos rojo transparente que coloco en los peldaños de la escalera. También me encanta vestirme con el largo mandil blanco y cocinar cosas difíciles y laboriosas... salsas y cremas, carnes rellenas y lombarda. Mientras cocino, un poco de champán, claro.
Hace frío (para este mediterráneo, frío son 10º, como un buen día de Bruselas) y estamos abrigados incluso en casa.
Calcetines gordos y jersey... hablo por teléfono con gente que hace mogollón que no veo , ¡eso es estupendo!
Pero me sobra TANTO bienestar de golpe si pienso en todo aquello en lo que mi equipo y yo hemos trabajado durante este trimestre...y que también está en este blog.
El exceso de felicidad frente al inmenso sufrimiento de tantísimos seres humanos resulta un poco grotesco. Alimentamos nuestra burbuja navideña, cebando nuestros sentidos más inmediatos y borramos de nuestro día a día la dimensión humana con la que deberíamos estar más comprometidos. Seguramente, es normal y tampoco sé si la reflexión es muy útil. Creo que no y, sin embargo, no puedo evitarla. He escrito un artículo sobre el turismo sexual con menores, que aparecerá estos días... ¿son ganas de machacar la Navidad al personal? ¿es un ataque de mala conciencia? No. Se trata de buscar la oportunidad para dar a conocer situaciones brutales que, al ser denunciadas, deberían movilizar al menos las buenas intenciones. Las cosas pasan igual en Navidad que en cualquier otro momento del año pero evocarlas en pleno ataque de felicidad comercial y familiar las convierte en “peores”. Es como decir: “ustedes estarán de puta madre pero aquí les muestro cómo lo está pasando ahora mismo una gran parte de la “otra” humanidad”...
La verdad es que dicho así sí suena a ganas de amargar al personal.
¡Qué le voy a hacer!

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Más Europa

El pasado lunes se hizo público el Eurobarómetro que elabora la Comisión Europea, y entre los datos que arroja este estudio, lo más satisfactorio es saber que España se encuentra entre los Estados miembros más tolerantes.
El nuestro está entre los países cuya ciudadanía se muestra a favor de los matrimonios homosexuales y la adopción de hijos por parte de éstos. También somos uno de los Estados que considera que hace falta más igualdad y justicia. Otro dato significativo que nos habla de la ciudadanía europea es el hecho de que entre sus principales valores figuran la paz, el respeto a la vida, a los derechos humanos y la democracia.

Los españoles y españolas siempre nos hemos sentido una parte importante de Europa y hoy más que nunca Europa necesita de nuestra ciudadanía para seguir construyendo este proyecto común.