Rusia, dos nuevos gritos de silencio
El pasado 7 de octubre la periodista rusa Anna Politkovskaya, era asesinada en el portal de su casa. Politovskaya llevaba años investigando y denunciando los abusos del régimen de Putin en Chechenia. Se arriesgó a romper la regla de oro que todo periodista ruso conoce: el presidente es intocable.
En Rusia no sólo se mutila la libertad de expresión. A los 21 periodistas asesinados durante el mandato de Putin, hay que sumar las desapariciones, las detenciones indiscriminadas y la tortura contra todo “enemigo del régimen”.
Tras el asesinado de la periodista, Alexander Litvinenko, un ex espía ruso que investigaba la muerte de Anna, era envenenado letalmente. Antes de morir señaló claramente a la Inteligencia rusa como responsable de su muerte.
Dos presuntos asesinatos más que han servido para movilizar tímidamente a la opinión pública mundial sobre la vulneración de derechos en Rusia. La Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo ha celebrado, la semana pasada, un debate sobre Rusia en homenaje a Anna Politovskaya.
Llevamos años pidiendo insistentemente a los líderes europeos que inicien un diálogo serio con el presidente Putin más allá de los intereses energéticos e introduzcan en la agenda los problemas de respeto a los derechos humanos, a la libertad de expresión y a las reglas del estado de derecho. La cumbre UE-Rusia no puede convertirse en una genuflexión permanente a la administración Putin mientras no se abordan problemas tan fundamentales para la ciudadanía rusa... ¿qué fue de los valores de la Unión?
Tanto Amnistía Internacional como Reporteros sin Fronteras se han unido a esta reclamación.
Los Reporteros exigen, además, la creación de una comisión internacional de investigación que establezca la verdad sobre el asesinato de Politovskaya. Juan Luis Cebrián, Enrique Barón, Baltasar Garzón, y otros son firmantes de la
En Rusia no sólo se mutila la libertad de expresión. A los 21 periodistas asesinados durante el mandato de Putin, hay que sumar las desapariciones, las detenciones indiscriminadas y la tortura contra todo “enemigo del régimen”.
Tras el asesinado de la periodista, Alexander Litvinenko, un ex espía ruso que investigaba la muerte de Anna, era envenenado letalmente. Antes de morir señaló claramente a la Inteligencia rusa como responsable de su muerte.
Dos presuntos asesinatos más que han servido para movilizar tímidamente a la opinión pública mundial sobre la vulneración de derechos en Rusia. La Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo ha celebrado, la semana pasada, un debate sobre Rusia en homenaje a Anna Politovskaya.
Llevamos años pidiendo insistentemente a los líderes europeos que inicien un diálogo serio con el presidente Putin más allá de los intereses energéticos e introduzcan en la agenda los problemas de respeto a los derechos humanos, a la libertad de expresión y a las reglas del estado de derecho. La cumbre UE-Rusia no puede convertirse en una genuflexión permanente a la administración Putin mientras no se abordan problemas tan fundamentales para la ciudadanía rusa... ¿qué fue de los valores de la Unión?
Tanto Amnistía Internacional como Reporteros sin Fronteras se han unido a esta reclamación.
Los Reporteros exigen, además, la creación de una comisión internacional de investigación que establezca la verdad sobre el asesinato de Politovskaya. Juan Luis Cebrián, Enrique Barón, Baltasar Garzón, y otros son firmantes de la
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