Elena Valenciano

Hoy, Día de Europa, son muchos los motivos que celebrar; el más importante, que hemos sido capaces de construir un proyecto común que en apenas 50 años se ha convertido en referente de democracia, de respeto a los derechos humanos y de cohesión social para el resto del mundo.

Europa ha resurgido de las cenizas de sus guerras y se ha convertido en el área geopolítica más equilibrada de la historia de la humanidad.

Hemos hecho de la paz, el diálogo, la igualdad y la justicia valores compartidos por 500 millones de habitantes, hemos consolidado un sistema político, hemos desarrollado un espacio económico seguro y hemos creado una región de prosperidad y estabilidad dentro de un continente históricamente enfrentado y dividido.

Hoy, es un día en para echar la vista atrás y comprobar que ha sido largo el camino recorrido y mucho lo conseguido, pero sobre todo, hoy es un día para mirar al horizonte y ser capaces de afrontar todos los retos que nos quedan para construir esa Europa que queremos para nosotros y para los que vendrán después.

Nuestro primer paso es superar la desorientación que provocó el no al Tratado Constitucional en dos Estados miembros y seguir construyendo, si cabe con más fuerza, una Europa que responda a los anhelos de esos más de 500 millones de ciudadanos que la habitan y de muchos otros que desde fuera nos miran expectantes.

El tren de la construcción europea sigue en marcha y cogiendo impulso, pero cuando ese tren no avanza, aunque sea despacio, corremos el riesgo de desandar el camino. España debe seguir en el corazón de Europa y ser el motor de esa maquinaria que no puede detenerse.