viernes, 3 de agosto de 2007

Carmen Cerdeira, la fuerza de la vida


Un invencible tumor cerebral ha podido, finalmente, arrebatarnos a Carmen. Peleó contra su fatal enfermedad con la fuerza y la energía de las valientes. Cuando supo, hace algunos años, que su esperanza de vida, según los médicos, era corta, les dijo "yo voy a romper la estadística", y lo consiguió. Ha vivido mucho más de lo previsto por la Medicina y ha querido hacerlo de verdad.

Carmen, en pleno tratamiento de radioterapia, volaba de Ceuta a Bruselas, cogiendo 2 helicópteros y 4 aviones por semana, para cumplir con una de las funciones que más ha disfrutado, la de diputada en el Parlamento Europeo. Después, nombrada Presidenta de la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX), viajó por medio mundo representando a su país, siempre perfecta anfitriona, guapa, erguida sobre sus altos tacones, conversación interesante y sus ojos cargados de fuerza, la fuerza de la vida.

Carmen creía en el socialismo de la gente y, como responsable de los Movimientos Sociales en la ejecutiva del PSOE, creó los primeros lazos de trabajo y complicidad con multitud de sectores con los que, hasta entonces, no habíamos conectado: homosexuales, inmigrantes, personas con discapacidad, gitanos... Desarrolló esa tarea fuera de dogmatismos, imprimiendo siempre su sello de optimismo y de confianza en el cambio.

Hay personas que parecen acumular, en mucha mayor medida que otras, circunstancias durísimas, momentos enormemente amargos a lo largo de su vida. Es el caso de Carmen y, sin embargo, ningún dolor pudo con su coraje y con sus ganas de vivir. Nunca quiso mostrar su pena porque tenía la necesidad de hacer felices a los demás.

Era divertida -su sentido del humor, de la caricatura, nos ha hecho pasar momentos memorables- audaz, inteligente, afectiva y llena de ideas para el futuro. Sabía vivir, disfrutar de una buena cena con su vinito y del mar gaditano, de los dulces de Navidad y de una buena tarde de compras.

Enamorada de su familia, de su marido, de sus hijas y de su tierra, muchos colegas europeos la recordarán siempre como "la guapa socialista española que tiene su casa en el continente africano".

Carmen defendía que la tarea de hacer socialismo es colectiva y que todos debemos ocuparnos de lo nuestro a conciencia, por eso su obsesión durante los últimos años fue cumplir con su compromiso, superando las dificultades físicas que, a otros, nos hubieran vencido. A ella no, porque cultivó como nadie la fuerza de la vida.

Espero que permanezca cerca de todos los que la quisimos para que sigamos abusando de su energía y de su apuesta por la felicidad, a toda costa.

1 comentario:

Unknown dijo...

Creo que lo más valisoso ya nos lo ha dado, y es su autoestima, su fuerza, su coraje, sus ganas por luchar, sus ideas, sus ideales, su saber vivir, sus amor, su comprensión, su amistad,...