El super-mal-rollo de los dirigentes del PP
No sonríen nunca, están como cabreados con el mundo (que no con EL MUNDO). No son capaces de enderezar un rumbo de bronca permanente y falta de ideas. Es como si hubieran entrado en el túnel del mal rollo y no encontraran la salida. Vale que no esperaran perder y que tuvieran que pasar unos mesecitos de digestión pesada pero ha pasado el tiempo suficiente como para haber elaborado la decepción. Han decidido azuzar el miedo y la desconfianza como principales herramientas de su acción política (se rompe España, la familia, la pareja, la convivencia, las buenas costumbres y el sentimiento de patria). Intentan sembrar la sospecha sobre las principales instituciones del Estado de Derecho, la policía, los jueces y los fiscales, el mismo parlamento y, por supuesto, el Gobierno de la Nación. Mienten. Una y otra vez, mienten y desprecian todas las afirmaciones que destapan sus mentiras... Viajan fuera del país y siguen reproduciendo la crítica demagógica contra el Gobierno. Aznar debe ser el único presidente de gobierno que utiliza sus intervenciones en el exterior –generalmente los Estados Unidos- para cebarse contra el actual presidente. No hay, para los dirigentes del PP, pacto de Estado posible en ningún capítulo... ni siquiera en la difícil tarea de enterrar para siempre el terrorismo de ETA.
Se han instalado en el mal rollo de Estado. Cambiarán porque la ciudadanía no se merece una oposición resentida y porque el sistema democrático moderno necesita de acuerdos y consensos sólidos entre las distintas fuerzas políticas. Cuando regresen al camino de la verdadera derecha democrática, lo reconoceremos enseguida...y quién sabe, tal vez se sigan vendiendo los mismos ejemplares de los periódicos. ¿La tranquilidad democrática es acaso lesiva para la cuenta de resultados?(continuará)
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