jueves, 31 de agosto de 2006

"Tráfico" entre dos Europas

Bruselas: aquí ya no es verano. Hace más bien frío y la gente va vestida con colores oscuros. Yo hago bastante el ridículo con sandalias veraniegas y tonos "pastel". Pero me resisto a dar por terminado el verano. Tengo calendario español y no pienso cambiarlo.
Reanudo mi actividad política en el Parlamento Europeo. En el mes de julio solicité a la Comisión Europea una explicación pormenorizada sobre las medidas que está adoptando la Unión para combatir el tráfico de mujeres. El comercio de mujeres entre los países europeos menos desarrollados y los más ricos, es una práctica creciente. La Europa pobre es cantera de prostitutas para los clientes de la Europa rica.
La Comisión ha contestado. Podéis consultar la respuesta.
Sigue siendo insuficiente...

sábado, 26 de agosto de 2006

Se va acabando lo bueno...

Levantarse pronto para disfrutar del mar a primera hora o bien, dormir hasta que se te pasa el sueño.Desayuno mediterráneo, es decir, una pasada con pan y aceite, quesos y embutidos, café y magdalenas (3 kilos más que perderé corriendo por los aeropuertos, no hay problema).Ir al mercado y charlar con las del pescado o con los carniceros. Luego playa o piscina en casa con amigos y amigas, vinito blanco y empanadas.
Lectura de todos los periódicos entre cabezadas de siesta y charla de gaviotas y ruido de chicharras.
Tarde de tenis y mojitos, olor a jazmín de atardecer. Libros y gente que interrumpe la lectura. Cariño alrededor y tiempo por delante.
He aprovechado para darle vida a este blog con la ayuda de Andrea, desde Galicia y de Rosa, a caballo entre Madrid, Sevilla y Vietnam. Gracias a las dos.
Se va acabando lo bueno... tenemos mucho que hacer.
El lunes, escribiré desde Bruselas que ya debe estar empezando su largo otoño. : -(

viernes, 25 de agosto de 2006

¿Avalancha?

No sé bien a qué le llaman avalancha algunos políticos y casi todos los medios de comunicación. Los mismos que lo hacen saben bien que más del 80% de la inmigración irregular que entra en nuestro país no viene en cayuco y, sin embargo, el término avalancha está relacionado SIEMPRE con la llegada de jóvenes provenientes de África y que tienen un rasgo común: ser negros.
Si llegan 700 subsaharianos a Cataluña, se habla de llegada masiva; las comunidades autónomas gobernadas por el PP ponen el grito en el cielo cuando se hace salir de Canarias a un grupo de inmigrantes con destino a alguna ciudad peninsular. ¿Qué quieren, dejar a todos en el archipiélago? ¿De verdad queremos creer que no tenemos capacidad para hacernos cargo de esas personas?En paralelo, en cambio, organizamos telemaratones solidarios… y nos damos golpes de pecho los domingos pensando en los pobres… Hablo de la hipocresía y el egoísmo de nosotros, los más ricos, pero también del racismo latente y de la poca vergüenza.
Si el PP pretende sacar ventaja de los problemas que plantea la inmigración irregular en España y en Europa es que, definitivamente, no es un partido serio… salvo que proponga algunas soluciones ahora que está en la oposición, porque mientras fue gobierno no parece que lograra grandes éxitos en su política de inmigración.
No hay avalancha de negros… hay avalancha de demagogia e insolidaridad.

lunes, 21 de agosto de 2006

¡¡¡Se pasan 7 pueblos!!!

Manifestación de jóvenes del PP, entre otros, a favor de la piscina de Pedro J. Ramírez (Director del diario El Mundo), en Mallorca. Hay que apoyar al oprimido, SI señor! Acudió Jaime Matas, presidente de la Comunidad Balear en una alarde de total confusión entre lo público y lo privado como no se recuerda desde la boda de la niña…


Es que, francamente, se pasan 7000 pueblos….paciencia, colegas.

domingo, 20 de agosto de 2006

La sonrisa de la veleta

Fermín no se veía a sí mismo tan torpe como le consideraban los demás. Pero, sin duda, debía serlo porque desde muy pequeño había sentido la mirada compasiva de todos los que le rodeaban. Salvo su madre que siempre había contado con él para todo, nadie solía hacerle mucho caso. No es que hubiera sufrido nunca la crueldad ni el desprecio manifiesto de la gente, simplemente no era igual que los demás, y él lo sabía. Sin embargo, Fermín no era un tipo amargado y vivía una vida agradable en su pueblo de la costa mediterránea. Ayudaba en el supermercado y al salir, –aunque lloviera o hiciera frío- iba siempre al río a pescar o a recorrer sus orillas, frecuente cobijo de algún animalillo o algún secreto.

La madre de Fermín que tuvo que criarlo sola tras la espantada del marido, incapaz de hacerse cargo de “un hijo tonto”, supo que debía empujar a su hijo hasta conseguir el máximo de su capacidad intelectual. Ella, que no había pasado de primaria, buscó ayuda en el cine. El video club, abierto en los primeros años 80, justo al lado de su casa, vino a resolverle la papeleta. Fermín lo vio todo. Empezó con dibujos animados, luego cine de aventuras, cómico, oeste, comedia española, nouvelle vague, realismo italiano, cine americano independiente, national geographic... horas de cine, huevos fritos con chorizo y su madre cerca. Así todas las noches al volver del río; como un rito tranquilizador, cálido y seguro. A través de la pantalla había conocido el amor, la traición, la muerte, la belleza y el deseo, la pasión y la envidia, la ambición o el fracaso. Su madre solía decirle que esos son los únicos sentimientos que mueven el mundo desde que lo creara Dios. Por eso Fermín se consideraba bastante sabio, aunque los demás no lo creyeran.

El cine de suspense era uno de sus favoritos y, su madre lo sabía bien, Fermín adivinaba siempre quién era el asesino. Por eso, cuando planeó matar al cabrón del vecino, no cometió ningún error. Pasó muchas noches pensando y pensando. Su madre creyó que andaba enamoriscado como otras veces. Pero Fermín repasaba en su memoria miles de escenas y detalles de todas las pelis de Hitchcock hasta que lo vio todo como en una de las cintas de video: desde el principio hasta el final y parando con el mando cuando no entendía bien algún fotograma. Y lo hizo. Fermín mató al cabrón del vecino que llevaba años amargando la existencia de su mujer y sus hijos. Gritos, golpes duros, humillaciones y muchas lágrimas de esa buena mujer y de los dos niños gemelos que siempre jugaban con Fermín al escondite. Pareció un accidente. El cabrón del vecino se cayó del tejado cuando instalaba la veleta que Fermín le había regalado tras encontrarla abandonada en la orilla del río. Era una veleta preciosa, una sirena con la melena al viento, al cabrón del vecino le había encantado.

Después de aquella tarde, todo había vuelto a la normalidad pero ya sin gritos ni lágrimas ni humillaciones. Podía jugar con los niños al escondite sin que los interrumpiera ningún ogro violento y cruel. Lo único que cambió fue que Fermín ya no iba casi al río. Pasaba más tiempo con los gemelos mientras la madre estaba en el trabajo y veía menos cine porque los gemelos le iniciaron en el uso de internet abriéndole un mundo muy grande.

Internet, huevos fritos con chorizo y su madre cerca. Cuando miraba por la ventana, Fermín veía la veleta. El sabía que la sirena le estaba sonriendo.

viernes, 11 de agosto de 2006

Mi amiga Leire


Una de las mejores cosas del mundo es querer a las amigas. Nosotras sabemos bien hasta qué punto nos hacemos falta, cuántas manos suaves e incondicionales se requieren para no caer mil y una veces en el desánimo o la simple apatía. Parece una exageración decir que yo siento que formo parte de una larga cadena con todas las que estuvieron antes y que soy un eslabón que a su vez engancha con muchas que vendrán después. Es un sentimiento muy particular pero muy potente. No es nada místico. Es pragmático puro. Lo que te hace andar. Hace ya unos años (parece mentira con lo joven que es), descubrí un nuevo eslabón enormemente valioso que, en realidad, formaba ya parte de nuestra cadena (o guirnalda de colores que es más femenino y vistoso) aunque aún no la conocíamos. Era Leire, es Leire. Fuerte, bella, inteligente, sonrisa de un mundo que la estaba esperando, poderosa y buena.
Su trabajo por hacer del PSOE un partido próximo a la gente, saltando por encima, muchas veces, de las conveniencias del poder le dio una enorme legitimidad. Ahora, importante gestora e impulsora de la mejor política de cooperación jamás ejercida por España, ha impresionado dentro y fuera de nuestro país. Trabaja mucho y bien pero jamás está satisfecha por que sabe que todo esfuerzo es muy poco frente al enorme y denso foso de la pobreza y la desesperanza.
Afortunadamente, Leire, ya es una tía importante en el mejor sentido de la palabra y podrá seguir empujando, durante mucho tiempo, la política hacia el lado bueno. Ella es uno de los eslabones brillantes de la cadena o de las flores especialmente hermosas de nuestra guirnalda.

sábado, 5 de agosto de 2006

La bella pero mala hierba

Estos días trabajo algo en el jardín. Alrededor de la casa plantamos, el año pasado, lavanda, romero, tomillo y albahaca. La menta, en cambio, creció sola. Fue apareciendo poco a poco por una zona del jardín más próximo a la entrada de la casa. Me encantaba y la utilizaba para que oliera bien por todas partes y también para preparar mis mojitos especiales del verano. Eran arbustos preciosos, verdes intenso, frescos y vigorosos. Así nos sedujo y se hizo fuerte y presente en el jardín. Durante el invierno, aparentemente, dejó de crecer, detenida pero sin estropearse mucho. La usaba para perfumar los armarios, el coche etc... Al empezar la primavera empecé a sospechar que algo pasaba por que las flores habituales no conseguían crecer. Estaban raquíticas y sin luz. Tampoco la menta era la misma del verano anterior.


Hoy, cuando he decidido limpiar un poco alrededor de las pobres flores agostadas he descubierto la verdadera naturaleza de la menta. Tiene raíces horizontales y verticales; las horizontales van rodeando suavemente a las otras plantas y para ello se disfrazan de hojas pequeñas y bonitas pero, debajo de esa apariencia inocua, la menta ha tendido enormes, largas y gordas raíces blancas, muy profundas y casi imposibles de extraer de la tierra. He peleado con las raíces después de cortar todas las ramas y las hojas de la planta. No he conseguido acabar con ella pero sí odiarla. La menta es una mala hierba. Al principio nos engatusó con su efímera belleza y, cuando nos tenía seducidos, ocupó la tierra, vivió de las demás plantas a las que hizo enfermar, y ella misma comenzó a afearse. Sus blancas y gordas raíces me han hecho trabajar toda la tarde y, ahora, me duelen las manos y los brazos. Pero he conseguido liberar al resto de las flores del abrazo maldito de la menta.

Pensaba en algunas personas que se parecen a ella... momentáneamente bella pero mala hierba.